samedi 25 décembre 2010

Precisamente hoy.

Precisamente hoy, mientras conducía (si es que hago alguna otra cosa últimamente). Hacía mucho muchísimo que no escuchaba a Morente con su cante, con su versatilidad, con ese progresismo que le caracterizaba. Modernismo modernista en un mundo conservador. Yo que lo vi en su salsa en un primer día que marcó muchos otros, algunos mejor, otros peor, otros castigo, otros falsas promesas, otros de divina comedia. Y es que "Primero conquistaremos Manhattan, después conquistaremos Berlínnnnn." Precisamente hoy, mientras conducía, que lo recuperaba, murió. Para hoy y para siempre. Nada es causalidad cuando pides un fin de vértigo que marea. Y es que el cante con las guitarras distorniosadas marcaron un  antes y un después.


mi funeral


Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal
Tout ça m'est bien égal
Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
C'est payé, balayé, oublié
Je me fous du passé.

Avec mes souvenirs
J'ai allumé le feu
Mes chagrins, mes plaisirs
Je n'ai plus besoin d'eux
Balayés mes amours
Avec leurs trémolos
Balayés pour toujours
Je repars à zéro
Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal
Tout ça m'est bien égal
Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Car ma vie
Car mes joies
Aujourd'hui
Ça commence avec toi...
 
 
 

Noviembre.


Lástima de no poder frenar el decurso-discurso del tiempo. El día se desmigaja más tempranamente y es entonces cuando la noche prevalece dándote la sensación que vas a tener que arrastrarte hacia la cama. Bueno fue el partir para revivir unos meses más de verano en el Sur, Sur- Sureña a miles de kilómetros de distancia a miles de kilómetros de altitud donde las gafas de sol no eran suficientes y veías tu cuerpo agrietarse recuperarse. Los pulmones te hablaban. Y no vimos a las ballenas. De eso ya hace un tiempo. Ahora hablamos en noviembres. Mes que algunos ni notan y yo en cambio debuto con Mozart y leche de soja sin estupefacientes aunque estupefacta. Que se me vuela la ropa. El frío te cala bien a dentro y tú te dedicas a visitar cafeterías librerías mientras imaginas una partida de ajedrez en la que nunca ganas. Este año decidí convertir noviembre en mi mes de vacaciones y lejos de cruzar el charco me quedé en tulipanes o en plantar los bulbos a ver que salía. Alguien me dijo que no le salió ninguno, prefirieron quedarse en la tierra. Si es así, así será. Sus razones tendrán o tendrían, las suyas. Los míos parece que se quedan hivernando.

Noviembre es un mes largo aunque sólo lo ocupen 30 días, el primer día es festivo y se inicia con un puente. El " Salto porque me toca" aunque no me toque. No vi los muertos, tampoco lo estuve yo, contra todo pronóstico. El viento se llevó el toldo para evitar tapar el sol y calentarme en una casa sin calefacciones aunque con mis irradiaciones, que no son pocas. A veces me siento la Mujer Estufa y qué bien que haga frío, rememorando días de post-it. Hace poco alguien me ayudó a salvar gemidos y sigo siendo la misma idiota.

11 es un mes de asentamientos, de digestiones pesadas. Ya no me apetecen las ensaladas y me paso los días rehaciendo pasteles de queso con piña. En el Súper una mujer me lo aconsejó. Puede que esa acidez contrarreste todo lo demás, aunque ya no quede nada por contrarrestrar y aunque me arrastre sin hacerlo. 

Noviembre se dibujó en Holandas y en bicicletas y en amigos de los de los cinco dedos de la mano. Alguien se puso triste y es normal, el ponerse en ruta mata cuando sabes que la conclusión jamás será la que tú deseas te aniquila o desespera  y te callas, sobretodo cuando ignoras dónde pusiste los jerseis de invierno, y es que se te olvidó rotular las cajas. En fondues se (te) fueron los días y mientras yo decidí comprar una estufa de gas y ahora trafico con bombonas. 

En noviembre te preparas para diciembre, mes arisco donde los haya. Mes que se alarga y que necesita de previsiones provisiones decisiones y acideces. Ya no hay brutalidad en las palabras, es más ya no quedan yuxtaposiciones ni proposiciones. Ya no queda nada, cuando nada vale nada. 


Y noviembre fue un mes revolucionario auqnue ahora pasó sin más, con pena y sin gloria. Ui esto está cobrando un tinte algo pesimista. Por poco me diagnostico de trastorno de personalidad y la historia que me siento bien, no es como otras veces, otros siglos. Este año es distinto, las hojas se siguen cayendo pero yo voy en despegue desapegándome. Algunos lo llaman destete. Y eso hago ... me aprendo en noviembres desde hace dos o tres. Dejaré de contar difuntos ofuscos.