samedi 13 octobre 2012

Revientas.





Revientas y se te queda instalado un roedor en pleno centro torácico justo por dentro del corazón ocupando las aurículas y los ventrículos. Este disconfort se transmite a tus arterias carótidas haciéndote creer que un día el corazón se te saldrá por la boca.  Te carcome la energía que antes tenías y ahora pasas descubriéndote a ciegas en un mundo al que jamás pediste llegar. Alunizas en una suerte de paraíso que has ido engendrando a tu antojo y semejanza y te haces preguntas sobre el vínculo o Vínculo, ése del que parece que jamás podrás escapar. Medito sobre esto y pienso que llevamos una tremenda carga genética en la cual arrastramos dolores, quebraderos, desastres e insomnios varios que hemos heredado de unos ojos que ya miraban antes que los nuestros estas fatalidades relacionales ( como dirían en sistémica). Los mapas, planisferios y localizaciones varias que nos envuelven y dibujan o más bien desdibujan sin darnos opción de redimirnos. Es verdad, por suerte, que se puede suavizar ( hay alguien que me reñiría al usar este término), resincronizar sin acatar la decisión ya establecida por alguien que vivió antes que nosotros. No culpo ( horrible palabra) a quién respiró antes que yo, quizás sí al antes del antes, que destrozó. 


Y es en esto ando, reventándo (me). 
Te juro que estuve esperando la luz del faro. 


Aucun commentaire: