jeudi 13 mai 2010

Sonó el despertador, a las 7:00 en punto de la mañana, aunque no hizo ni falta. No dormí en toda la noche pensando en cuál podría ser la mejor opción de todas, cuando no hay mejores sinó decisiones. Desayunamos tan rápido que casi nos atragantamos. El café se desbordó y ni una rabanada de pan quiso acceder en el entreacto. Nos disponíamos a salir cuando una camarera de sonrisa sincera me cuenta que " hoy va a ser un día precioso seguro que si". Sentencia que olvido pronunciarme cada nuevo día. Y yo, claro, decidí creerla. Aunque el corazón me lata late latió a 180 pulsaciones por minuto, lo agarré fuerte aunque quieso escaparse.  Traslado de los latidos a la tráquea. Ta-qui-car-dia. "Relájate", pensé, pero ni con ésas. Recuerdo mi número 11 347,  acababa en 7 y sumaba ídem. "Esta vez es distinto", presentí, lo sabía, conocía, sin duda. En el bolso llevaba una lista de prioridades y una piruleta rojísima que me esperé a comer en el momento justo y necesario para salvar la situación. Era de alguien importante. No sé de dónde la sacó, ni me importa, sé que me dio suerte porque quise creer y creí. Y porque Suerte andaba por ahí. Delante de mí tenía 319 personas. Respeto en la sala por favor. Glucosa roja en forma de corazón y llegó mi turno, todas las opciones quedaban vacantes y esta vez sabía qué hacer... pulsé el botón sin más dilación y a partir de ahí me convertí en seudolectora de-mente. 


1 commentaire:

X a dit…

Corta el cable rojo.