mardi 23 novembre 2010

Primer.

Paso todos los días por tu casa desde hace unos pocos, muy pocos, después de meses en los que me mudé de barrio. Es curioso y bonito a la par, veo el banco, ese banco en el que me senté hace tropecientos años y por sorpresa aquel ñiñito que me encantaba, en aquel primer amor de todos, antes que el primero primerísimo incluso, me dijo que me quería. Antes incluso de rozarnos las manos. Curioso también, regresamos de una acampada en un pueblo donde hubo una fira alternativa y no me acuerdo ni de la borrachera ni de nada, sí que dimos la campanada. Me acuerdo de las sonrisas ese domingo. Por aquel entonces me acompañaba al metro y pisé una mierda aunque no me importó porque de verdad entendí el dicho-hecho de seguirle millones de tiempos de suerte y suertuda fui. No me acuerdo de si hubo beso, si que hubo eso y mucho más. Ahora ese él es parte de este yo y ese banco está cerca de tu casa. Ándate con ojo que pasan coches cerquita, no te vayan a a atropellar. Pisa una mierda y ya verás.


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