mardi 5 janvier 2010

Ma.

Las cuerdas vocales se rompen y te impiden hablar dejándote en un estado disfónico constante. Vuelve la voz pero esta vez se torna rasgada y te pica cada vocal en un intento de destrozar el silencio que te mantiene incomunicada. Intentas gritar para que tu alrededor se dé cuenta de que algo te está sucediendo y sigues cagada de miedo. Unos bultos leucoplásicos se instalan en tus consonantes que generan sonidos discordantes, las malditas onomatopeyas. Solías explicarlas y ahora nos sirves de ejemplo para entenderlas. Pierdes algo de peso y te sienta tan bien, contra todo pronóstico el color ha regresado, estás más sonrosada. Siempre se está mejor más cerca de un rojo que de un gris, reflejo de una vida entera y de una sonrisa perenne.
Te siento, algunas veces, paralizada y te quiero terremoto, bueno querer te quiero de todas las maneras. No puedes pedir ayuda, te sientes incapaz pero te lo noto en la mirada ésa de ojos diminutos pero muy vivaracha. Te pierde esa cara aunque la mayoría de las veces me encanta tu incapacidad de mentir, perdón de hacer ver que... Tu rostro siempre te delatará. Es un legado que me dejas. De pequeña lo detestaba porque no podía mentirte, siempre me pillabas, salía una arruga de mi frente y los labios quedaban apretados en un intento de conservar cada palabra que me llevaba a un castigo seguro pero al final siempre lograbas sacarme la verdad.


Ma. estar estoy, y estos días que no me cantas pues te canto yo.


Aucun commentaire: