Toda una vida enseñándonos que se siente con el corazón, que mientras una sístole va seguida de diástole un nuevo bombeo se produce y es a partir de él que todo recomienza. Nos dicen que la muerte viene producida por un fallo cardíaco... o un dejar de sonar de la mejor música de tu vida y es a partir de aqui donde Lío se forma porque el controlador de nuestro cuerpo no es el corazón, sinó el SNC (perdón por esa puta manía que tenemos de abreviar... dícese del Sistema Nervioso Central, o sea el cerebro). Si, eso es, el cerebro. Y entonces nos cuesta reaprender y cambiar guiones, olvidar.
Hay una H. que sabe de eso, se hizo toda una experta, el equilibrio se extravió, la pierna muda, las palabras mantenidas. Una manita torpe que ya no podrá hacer cosquillas a diestro y siniestro, se acabó el ganchillo y el pasar las hojas de esas novelas rosas que tanto le gustan. Aunque yo se las tenga, se las aguante el rato que haga falta y ella pierda la paciencia sabiendo que hay okupas y que esta vez se trata de hormigas colonizando sus manos, lo más parecido a esa imagen surrealista de Buñuel.
El cerebro se perfora en milésimas de segundo, en las que milésimas de segundos después nada vuelve a ser igual porque lo que quieres decir no sale, y el habla viene acompañada del adjetivo calificativo "escándida" que le da nombre a aquello que te te pasa. Sientes que flotas como en aquella secuencia de Lucía y el sexo, sabiendo que no vives en Formentera (ojalá) y que el cerebelo se te ha podrido. Desequilibrio, Desconfías de tus pies. Por mucho que lo intentes las palabras se te quedarán dentro y ya no te tendrás que preocupar, si alguna vez lo hiciste, de la ropa a llevar porque siempre será la misma, te quedarás encerrado en esa especie de escafandra asfixiante que todos alguna vez hemos llevado, aunque tú ganes con la eternidad de un cuerpo sin respuestas y aunque te empecines en la reactivación de la actividad motora. Tú sabes que jamás eso será posible porque encerrado aprendiste a ahogarte desde dentro y eso aunque jamás lo hubieses imaginado te hace bien.
Hay una H. que sabe de eso, se hizo toda una experta, el equilibrio se extravió, la pierna muda, las palabras mantenidas. Una manita torpe que ya no podrá hacer cosquillas a diestro y siniestro, se acabó el ganchillo y el pasar las hojas de esas novelas rosas que tanto le gustan. Aunque yo se las tenga, se las aguante el rato que haga falta y ella pierda la paciencia sabiendo que hay okupas y que esta vez se trata de hormigas colonizando sus manos, lo más parecido a esa imagen surrealista de Buñuel.
El cerebro se perfora en milésimas de segundo, en las que milésimas de segundos después nada vuelve a ser igual porque lo que quieres decir no sale, y el habla viene acompañada del adjetivo calificativo "escándida" que le da nombre a aquello que te te pasa. Sientes que flotas como en aquella secuencia de Lucía y el sexo, sabiendo que no vives en Formentera (ojalá) y que el cerebelo se te ha podrido. Desequilibrio, Desconfías de tus pies. Por mucho que lo intentes las palabras se te quedarán dentro y ya no te tendrás que preocupar, si alguna vez lo hiciste, de la ropa a llevar porque siempre será la misma, te quedarás encerrado en esa especie de escafandra asfixiante que todos alguna vez hemos llevado, aunque tú ganes con la eternidad de un cuerpo sin respuestas y aunque te empecines en la reactivación de la actividad motora. Tú sabes que jamás eso será posible porque encerrado aprendiste a ahogarte desde dentro y eso aunque jamás lo hubieses imaginado te hace bien.
El cerebro se nos perfora cada rato, lo que pasa es que lo disfrazamos de corazón.
1 commentaire:
Mmmmm... me ha encantado el texto, es que no puedo añadir nada más. El SNC nos vuelve, me vuelve loca arriba y abajo, sin manera de controlarlo me acelera el corazón y ahí estamos.
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