M. tumbada en la playa, entrometiéndose en la conversación superflua que mantienen las olas medio tranquilas, medio revueltas. Cierra los ojos, respira conectando diafragma, dilantando los bronquios a más no poder. Capacidad pulmonar a tope... se recupera de la semana, de esta, de la anterior y de la de más allá. Se recupera de ella misma, de soportarse, de embadurnes de palabras que nunca llegan a nada, de ensaladas de tormentas.
M. tumbada en la playa abre por un instante los ojos y siente en tres dimensiones. A 90 º se encuentra con una pareja, él la venera, debajo de una sombrilla están. Ella guarda algún secreto en su tripa, él la besa, ella le acaricia la cara y los ojos se encuentran sinceros. Están esperando ansiosos a descubrir el secreto. A 126 º una familia con dos niñas revoltosas que no paran quietas, su madre les enseña a hacer la voltereta lateral con amor, como se aprende, como deberíamos de aprender todos, con implicación. Les acompañan palmas, risas, y la atenta mirada de un padre que no necesita nada más que un sábado como ese. A 218 º hay una gaviota que intenta garrapiñear cualquier resto de comida que olvidamos. Y encuentra tesoros. Yo una vez perdí un recuerdo y ella lo reencontró haciéndomelo llegar por correo certificado. Casualidad? No creo ni creí. A 300 º una pareja vacía de las de estar por estar, pasan el rato esperando que llegue la hora de comer, la siesta, la tele, la cena y a redormir. Hace tiempo que dejaron las palabras en la mesita de noche y la cama no es más que un descanso necesario que les permite huir de la rutina (perdón Rutina), pongamos que se llaman Juan y María. A ellos M. les inventa un nombre por rutinarios. A 360º lo peor y lo mejor, el punto de partida, la mirada, M. observadora pasiva, M. la imagina-historias aunque nunca ninguna de ellas le pertenezca. Y todo ello en un instante, uno sólo.
M. tumbada en la playa abre por un instante los ojos y siente en tres dimensiones. A 90 º se encuentra con una pareja, él la venera, debajo de una sombrilla están. Ella guarda algún secreto en su tripa, él la besa, ella le acaricia la cara y los ojos se encuentran sinceros. Están esperando ansiosos a descubrir el secreto. A 126 º una familia con dos niñas revoltosas que no paran quietas, su madre les enseña a hacer la voltereta lateral con amor, como se aprende, como deberíamos de aprender todos, con implicación. Les acompañan palmas, risas, y la atenta mirada de un padre que no necesita nada más que un sábado como ese. A 218 º hay una gaviota que intenta garrapiñear cualquier resto de comida que olvidamos. Y encuentra tesoros. Yo una vez perdí un recuerdo y ella lo reencontró haciéndomelo llegar por correo certificado. Casualidad? No creo ni creí. A 300 º una pareja vacía de las de estar por estar, pasan el rato esperando que llegue la hora de comer, la siesta, la tele, la cena y a redormir. Hace tiempo que dejaron las palabras en la mesita de noche y la cama no es más que un descanso necesario que les permite huir de la rutina (perdón Rutina), pongamos que se llaman Juan y María. A ellos M. les inventa un nombre por rutinarios. A 360º lo peor y lo mejor, el punto de partida, la mirada, M. observadora pasiva, M. la imagina-historias aunque nunca ninguna de ellas le pertenezca. Y todo ello en un instante, uno sólo.
Estos días no ha dejado de llover barro y es curioso porque no ha estado del todo mal aunque hoy M. decida que ya está bien, que hay que borrar todas las marcas , alejar pofín las pistas a golpes de manguera. Se fue y quedaron esos 360 º matemáticos.
1 commentaire:
en mis dias tampoco ha dejado de llover barro.
pero me gusta caminar descalza en él.
gracias por tu comentario,
y yo tambien tengolos ojos pequeños, pequeños.
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