Las playas están tristes desde que las conchas decidieron emigrar a otras aguas mayores (o menores). Si te acercas al muelle y permaneces muy atento escucharás sus lamentos. A las olas les faltan las cosquillas que las conchas les producían y entonces no dejan de escupir algas porque resulta que sinó se atragantarían con tanto disgusto. Las olas se duelen porque cada vez que rozan con la arena nada les amortigua el golpe. Y claro los arañazos todos sabemos, reduelen, y se infectan. y sale pus que enos un compendio de polimorfonucleares y detritus varios. Los peces las mordisquean ña ña ña y es entonces cuando recuerdan que antes, no hace tanto, lo que se escuchaba eran millones de traviesas conchas gritando de la emoción diciendo "que viene, que viene" y entonces ellas cogían impulso y lograban avanzar algún centímetro. Así hacían concursos de salto a distancia y a las ganadoras se les hacía un agujerito en la parte superior ya que no se les pueden poner medallas puesto que se les caen. Los que paseábamos por la orilla de la playa siempre creímos que eso era debido a que el objetivo de esa concha era engarzarla en un hilo para llevarla como adorno. Si es que seguimos siendo los mismos engreídos de siempre. Se emocionaban cuando llegaban a la superficie ya que así podían ver el mundo exterior y recibir los rayos del sol directamente exentos de filtros. Nadie les contó que allí serían raptadas y guardadas para siempre en las cajitas de las conchas que nunca ven el sol.
Se extinguieron las conchas.
Dicen que las piedras es material inerte.
Pues las colillas ni te cuento...
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