mercredi 26 novembre 2008

Alguien de Ecuador

Conozco a alguien de Ecuador y desayuno con ella cada mañana.
Desayunando una aprende cosas, muchas cosas.

Allí todo es muy grande. Hay tortugas dinosaurios, árboles rascacielos y mangos melones.
Hay una familia con 12 hijos que sonreía y ahora parece que juegan al Risk conquistando cadauno de ellos un país, conectados a través del fino hilo de un teléfono y de una voz en la distancia.

Se hacen enormes fiestas y lo importante es cumplir 15 años. A esta edad uno una se hace mayor y empieza a ser adulto adulta. Llevan trajes de princesas y van acompañadas de sus novios o padres que las cogen con cariño del brazo mientras bailan un vals y un montón de ojos las miran. Son princesas. Dentro de una semana su hijo cumple 15 años y no tendrá su fiesta del traje azul.

Ana me cuenta que en el trabajo (aqui) si no fuera por ella, una argentina y una brasileña no se escucharía música porque aqui se ve que no la necesitamos de la misma manera. Así que cuando ellas no acuden, las otras trabajan en silencio sin darse cuenta que la tarde es más triste y lenta.
Y ahora más que se hace de noche enseguida.

Me cuenta historias de sus hijos que ya casi no recuerdan de donde han venido, lejos quedó la imagen de sus abuelos y el olor de la comida. Cuando uno se olvida de esto... es que está lejos lejísimos de sus raíces. Y a ella los ojos le brillan.

Me cuenta historias de radios, televisiones en blanco y negro y de felicidades varias y absolutas mientras unta la mantequilla en las tostadas y se bebe su inmensa taza de café con leche. Ella cada mañana revive, aunque la sensación no sea la misma porque no hay nada que como estar en casa. Y de la suya está muy distanciada.

Me dice muchas cosas de allà mientras el corazón se le llena.
Me dice muchas cosas de aqui mientras el corazón se le hiela.
Me dice muchas cosas mientras mi corazón se encoge.

Aucun commentaire: