lundi 2 mars 2009

Horizontes limpios

De horizontes limpios sabe la isla de Fuerteventura.


Llegué. Esta vez, sabía cómo hacerlo... despacito, silenciosa, sin gritar, no como la otra vez. Elegí "atardecer" como tema principal de mi camino. Para eso había que situarse alrededor de las 18:00 de la tarde en la costa oeste de la isla... y allí era justo el lugar donde todo terminaba y volvía a empezar. El sol bajaba para saludar al hemisferio Sur, los otros, aquellos que solemos obviar con tanta facilidad. Allí aprendí a saludarles con la mano HOLaaaaaa.




La primera, segunda, tercera noche vi estrellas. Aqui ya no se ven, prueba inequívoca de que los cielos son distintos . En estos últimos tiempos he podido apoderarme de distintos cielos, hacerlos un poquito míos, coger de cadauno de ellos aquello que me interesaba y rechazar lo que no. Y en eso que vino un "no darse por vencido" y me enseñó las constelaciones.

He llegado a la siguiente conclusión: qué difícil es tener tiempo para pensar, escucharse, mirarse de fuera hacia adentro... Ser sincero con uno mismo... Y así 24 horas parecen estirarse hasta 36. En un día metía como dos días, y al día siguiente eran como tres o cuatro. Resulta curioso porque ¿Quién no ha soñado poder parar el tiempo? Yo tuve ese poder entre mis manos durante nueve días con sus nueve noches para luego llegar siempre a los ·19 días y 500 noches· y querer perder ese truco de magia. Si alguien quiere yo se lo enseño... es fácil... venid... se necesitan olas sin "h" y días de miradas sin ojos y con hojas en las que escribir... "no me soporto" y algo así como "quiero llegar". Lo que pasa es que la orientación nunca fue mi punto fuerte y claro, esto ya lo sabía, y por lo tanto deambulaba, deambulé y deambularé.

Conocí a una K que bien podría haber sido una Q, esta última siempre más tranquila, no como la K más inquieta, aunque en la isla se tuvo que relajar como yo o como tú si hubieras estado más cerca, tocándonos.



El sol, el sol si que me tocó, (vaya que si lo hizo) me arañó la piel, me picó, me encendió, me peleé con él y siempre acabó ganando. Soy una M competente pero nada competitiva y así tú ganas y yo pierdo, aunque en el fondo del mar (matarile-rile-rile) sabemos que lo importante para sobrevivir es cerrar bien la boca y la nariz para que el oxígeno no se escape. Lo realmente extraño es cuando te encuentras en plena superfície y notas cómo te vas ahogando a pesar de inspirar con todas tus fuerzas. Y aprendes que todo es relativo y que Einstein jugó muy bien sus cartas sacando a relucir la "teoría de la relatividad".


Hay una isla de Lobos sin lobos. Me acerqué a ella no sin antes atravesar unas dunas gigantescas con mucho cuidado porque los días que sonríen no pasa nada, ahora, como estén enojadas se lo comen todo. Y bueno, parece que ese día tuve suerte porque aqui sigo, aunque confieso que me hubiera gustado ser engullida por esa enorme masa de arena. Aunque, acto seguido me hubiera escupido o lo que es peor, hubiese acabado intoxicándose.


Pasaron muchas, muchísimas cosas... el tiempo... ardillas playeras-ataca-bocadillos, cubatas con pajitas que brillaban en la oscuridad (yo pensé que era porque estaban colonizadas por luciérnagas), faro sin farero, conchas rojas, garrapatas que no atacan, gaviotas chillonas, el mundo, las cabras pasotas, los burros protegidos, una familia genial que sonreía todo el rato, hacer autoportraits (muy importante), el mundo ... y... yo misma (ésta, sin duda, la parte más dura).

Y así, al fín, comprendí qué función tenía esa escoba que cargué durante todo el viaje. Porque mira que me llegó a incordiar en un primer momento. Había venido a hacerme compañía y a barrer cada mota de polvo que me impedía ver el horizonte, ahora ya, limpio, ahora yo, en paz.

1 commentaire:

duendecillo * a dit…

Bonito relato... Lleno de momentos especiales, de conocimientos de una misma, de miradas perdidas hacia las estrellas...Q envidia tan sana me daba leerlo...Q bien verte por tierras extranjeras, que conocieras a mis personas especiales, que compartieramos momentos y cubatas azules, no llenos de luciernagas, pero sí repletos de complicidades, de cariño, de diversión...Lástima la gastrointeritis, la del holandés y la que sufrí yo al ver la obra de Bacon...
Un besazo, nos vemos en la celebración, en tu celebración! Miles de besos y millones de sonrisas! Muak!!!!