Una persona que por encima de todo intenta evadirse se llama evasiva. Teme la proximidad, el con-tacto. Esquivo ante cualquier muestra de afecto rehuye y se repliega en su castillo de naipes. Cada día pierde la esperanza ya que cualquier persona (interesante?) con la que se cruce no podrá jamás enamorarle. Porque ama pero detesta pero ama pero repele. Cuando alguien comparte con él algún tipo de espacio (zulo), sabe que no contará."Estas personas dan poco, piden poco y huyen de la intimidad, esto no quiere decir necesariamente, que algunos de ellos no deseen las tres cosas. Simplemente se trata de estrategias defensivas debidas a que en el fondo esperan ser rechazados tarde o temprano."
Y por dentro gritan, chillan sus células conduciéndoles a un infarto de miocardio silente, que probablemente pasará inadvertido. Quieren salvarse, aunque no pueden. Quieren que les salves aunque no puedas. Nadie puede.
Entiendes cadauna de sus contusiones. Seguro. Pero un muro creció entre él y tú. Viven en una cámara insonorizada, no logran escuchar el canto de los grillos que tanto les gusta y las luciérnagas se siguen muriendo. Pasa que pronto llegará el invierno y eso sí que no lo soporto. Me duele. Tengo frío y se me costipan los dedos de los pies.
Odian los domingos porque son días en los que hay que abrazarse el triple. No saben cómo empezar. Ignoro si quieren aprender. Yo les digo que por la izquierda sin lugar a dudas, aunque ellos suelen responder que hacia dónde queda eso? Y créeme si intuyo que es lo que más anhelan. El desayuno se queda a mitad camino, como todo lo que (no) compartes con ellos. Duele doler y suele también. Entonces te vistes, bajas a la calle y te subes en el coche dirigiéndote a la playa sola siguiendo el eterno plan B al que cambias de nombre llamándolo A, por resultar ser siempre el primero. Comes sol y eso te ayuda a dejar de distorsionar los segundos que siempre serán. Sonríes por no ser así. Debe de ser duro vivir escatimando en muestras de afecto, o no, quién sabe. Yo creo que sí, aunque hubo una vez que no supe querer y me acompaña.
Se dispersan contínuamente, artistas esquivos, ladrones de mentes, jugadores de la carta final. Esperan que la bomba estalle impacientes, para que todo vuelva a empezar una vez acabado, amantes del "Fin". Prefieren los recuerdos enlatados que construyen improvisando. Meten en una caja todos los besos que dieron y que les fueron dados, y cada dos semanas la tiran al mar para ahogar cada resquicio de intimidad, los transforman en sueños vívidos. Y es verdad? Nada se pudo salvar? No sé, ellos dirán. Yo termino aqui donde empecé. Quizás nunca dejé de decir tonterías.
Y por dentro gritan, chillan sus células conduciéndoles a un infarto de miocardio silente, que probablemente pasará inadvertido. Quieren salvarse, aunque no pueden. Quieren que les salves aunque no puedas. Nadie puede.
Entiendes cadauna de sus contusiones. Seguro. Pero un muro creció entre él y tú. Viven en una cámara insonorizada, no logran escuchar el canto de los grillos que tanto les gusta y las luciérnagas se siguen muriendo. Pasa que pronto llegará el invierno y eso sí que no lo soporto. Me duele. Tengo frío y se me costipan los dedos de los pies.
Odian los domingos porque son días en los que hay que abrazarse el triple. No saben cómo empezar. Ignoro si quieren aprender. Yo les digo que por la izquierda sin lugar a dudas, aunque ellos suelen responder que hacia dónde queda eso? Y créeme si intuyo que es lo que más anhelan. El desayuno se queda a mitad camino, como todo lo que (no) compartes con ellos. Duele doler y suele también. Entonces te vistes, bajas a la calle y te subes en el coche dirigiéndote a la playa sola siguiendo el eterno plan B al que cambias de nombre llamándolo A, por resultar ser siempre el primero. Comes sol y eso te ayuda a dejar de distorsionar los segundos que siempre serán. Sonríes por no ser así. Debe de ser duro vivir escatimando en muestras de afecto, o no, quién sabe. Yo creo que sí, aunque hubo una vez que no supe querer y me acompaña.
Se dispersan contínuamente, artistas esquivos, ladrones de mentes, jugadores de la carta final. Esperan que la bomba estalle impacientes, para que todo vuelva a empezar una vez acabado, amantes del "Fin". Prefieren los recuerdos enlatados que construyen improvisando. Meten en una caja todos los besos que dieron y que les fueron dados, y cada dos semanas la tiran al mar para ahogar cada resquicio de intimidad, los transforman en sueños vívidos. Y es verdad? Nada se pudo salvar? No sé, ellos dirán. Yo termino aqui donde empecé. Quizás nunca dejé de decir tonterías.
Eso no significa que no captase el mensaje, quedó claro, clarísimo.
6 commentaires:
A mi em suggereix por, un comportament molt extès, por al compromís, por al futur, por a que la realitat no s'ajusti als ideals, por a la rutina, por a la intimitat... i sobretot por a reconéixer que es té por. Sense cap mena de dubte, el primer pas per poder deixar la por a un costat.
más que un retrato robot (siempre me resulto curioso este juego de palabras), es un retrato del interior, del alma.. bastante acertado eso sí..
César cree con fe ciega en el destino, siempre confía en que lanzar una moneda le guiara por el camino correcto de la encrucijada, él también es un jugador de última carta.
Hola... bonita tu historia por cierto.
Snow falling on cedars.
Potser que sigui por, no ho crec pas jo, en aquest retrat robot precís. És així ni més ni menys. Així. Són els meus ulls que veuen així. Potser sovint pensem com tu per intentar convéncer-nos que hi ha algo més enllà quan en realitat hi ha un no com a resposta. No et sembla?
Saúl.
¿Acaso eres evasivo? O puede que no, que fuera otra persona la evasiva.:-) De todas maneras hay mucho de subjetivo aqui, claro.
Me encantan los retratos robots.
Lobo.
No sé si me interesaría cruzarme alguna vez con César. Mientras, sonrío. Cómo creer en el destino? Qué es? Yo soy atea, creo que del todo, aunque es verdad nunca o casi nunca nada es casual sinó causal aunque no busque las explicaciones. M. nunca se juega todo a la carta final.
Dices "bonita"? Digo "cuento".
Pero yo no me cansé...yo me aburrí. Resolví el cubo de Rubik...y perdió todo misterio.
Triste, pero cierto.
Curiosament, el mar sempre acaba tornant el que hi llencem a la platja. Potser quan tinguem vuitanta anys.
Evadir-se. Jugar a perdre. Marxar. Enterrar. Sotmetre's. Conformar-se.
Val la pena jugar així?
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