vendredi 30 octobre 2009

Exili





L'exili és allò que es produeix al si d'una catàstrofe cultural
i abrumadora. Que pesa, que no et deixa respirar, que aterra, que et deforma, t'enfonsa i et calla. L'exili és esperit de supervivència tot i allunyant-te de tot allò teu. L'exili et fa morir de pena i viure el i al passat de forma intensa. L'exili et transforma a tu i als teus. L'exili és callar i el tornar és embriagar tot sentiment de pèrdua. Estàs i no estàs i vols però sempre canvis. L'exili és saber cada dia que has marxat però no quan tornaràs. L'exili és un comiat.

L'exili sòn unes arrels que volen amb tu tot i sentir-te encadenat, i mai deixen d'acompanyar-te. L'exili és deixar de saber a qui i on pertanyes. Encara que pertányer, no pertanyem a ningú. Ni tu ni jo ni ells. L'exili es va produïr i es produeix. L'exili es toca en cada vagó de metro al que puges, cada dia. L'exili és una família nombrosa de desarrelats que cerquen als nous horitzons un punt a posar en comú. L'exili són unes veus que continuen xerrant mostrant la realitat. L'exili et menja. A l'exili t'hi porten quan tu mai ho vas decidir. L'exili es plora i es menja amb patates tot i morir de gana. L'exili es viu amb els records i a vegades t'has de conformar perque serà l'ùnic aliment que et podràs portar a la boca. L'exili és quedar-se mut i sense veu hom perd els mots i les frases. I sense elles perds una part dels teus orígens i guanyes en silenci. L'exili són imatges de quan eres feliç que acaben esdevenint borroses malgrat esforçar-t'hi en preservar-les.

L'exili no s'explica, l'exili es viu i pesa 3 897 kilograms.

Aquell dia l'exili es va vestir de dona i es va anomenar Alejandra, Helena (de Troia), Josefina (la petite résilienne) i la Sra. lluitadora. Totes elles amb immenses ganes de viure i uns testimonis colpidors. Sí, vaig sentir exili a les entranyes i a cada batec del meu cor. Brutal

Shaun Tan The arrival


vendredi 16 octobre 2009

Transparente.



" En este mundo animal
todo es tan carnal
que si no tienes piel
que si no llevas disfraz
que si no se te ve
aunque estés, no estás
no estás... no estás...

Si no te fijas tú...
¿quién se va a fijar?
si no te cuidas tú...
¿quién te va a cuidar?
¿quién te va a pintar?
¿quién te va a dar color?
porque estar, no estoy
del todo...

Ni azul, ni marrón,
ni amarillo chillón.
aquí no hay color,
aquí no hay color.

Últimamente, el rojo
está súper pegajoso
el verde y el morado
se meten mucho conmigo
me persigue el amarillo
soy el blanco perfecto
del gris y del negro.

Ni azul, ni marrón,
yo soy transparente
yo soy como soy
aquí no hay color."
Albert Pla, La diferencia.


jeudi 15 octobre 2009

Cuentos de la Periferia.

Cuentos de la periferia
Gustarme mucho mucho y todavía más.
Me enganché a Shaun Tan y no sé cómo salir.
Pensé que (te) (me) gustaría.


mercredi 14 octobre 2009

Siempre fui.

. Siempre fui de usar los lápices de colores sin apretar, casi siempre en la misma dirección intentando no sobrepasar los bordes.
. Siempre fui de lápiz de grafito 2H. Detesto el 2B que emborrona mi letra de garrapata manchándolo todo.
. Siempre fui de bolígrafo negro y de esquemas de pocas letras y muchas rayas.
. Siempre fui de papel reciclado de 80 gramos, aunque para aquello más importante me decantara por 90 gramos inexistente en papel reciclado.
. Siempre fui de subrayar lo esencial en naranja y diferentes tonalidades de grises, ahora no los encuentro.
. Siempre fui de entender y desentender.
. Siempre fui de contestar rápido y si no lo hacía es porque ignoraba, fallo garantizado.
. Siempre fui de escribir los números pequeños y de letra pico picuda, eso sí con grandes separaciones entre líneas que permitían pasar rápidamente las hojas.
. Siempre fui de contar con los dedos.
. Siempre fui de no tomar apuntes y de escucha activa.
. Siempre fui crítica con aquellos métodos educativos en perpetua crisis.
. Siempre fui de quedarme con lo insignificante de lo minúsculo y de lo microscópico.
. Siempre fui de distraerme con el vuelo de una mosca y de cazarlas al viento.
. Siempre fui de letras más que de ciencias, para mí incomprensibles.
. Siempre fui de visibilizar la injusticia, gran palabrO.
. Siempre fui de armas tomar sin armas tener.
. Siempre fui presa de una gran sensibilidad y de miedo atroz y de inseguridad y de no apretar mientras escribo.
. Siempre fui de separar bien los temas para desglobalizar.
. Siempre fui de anotaciones en los márgenes, a menudo letras que nada tenían que ver con esa información categórica.
. Siempre fui un poco distinta permaneciendo un poco igual.
. Siempre dudé del siempre y ahora prefiero los a veces.


mardi 13 octobre 2009

Hasta el último detalle cuenta.

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Hace unos años me explicaron que hasta el último detalle cuenta.

Resulta que pasó de verdad. Fue en el Palau de la Música Catalana diseñado por el arquitecto Lluis Doménech i Montaner con las ideas muy muy claras. Desde el principio supo ver lo que a casi todos nos lleva toda la vida aprenderlo. Me fascinó la historia. Resulta que donde hoy se encuentra el acceso principal al Palau, fachada toda acristalada, se encontraba la Iglesia de San francisco de Paula. Cuál fue la sorpresa cuando al demoler la Iglesia para ampliar las instalaciones del Palau, salió a flote toda esta fachada que resultaba "invisible" a los ojos del transeúnte, realizada con tremendo mimo y la misma riqueza de materiales que el resto Durante la construcción el arquitecto recibió muchas reprimendas y quejas por parte de su cliente que veía asus arcas disminuir, pero en su saber hacer hasta el más mínimo detalle contaba, así que no hubo diálogo posible. Todo aquello que resulta invisible a nuestros ojos es gigante, titánico y quizás en algunos momentos lo más importante porque algún día puede salir a la superfície como una tormenta de arena.


Puntos cardinales.


En 4 años no dejé de engordar kilómetros relamiéndome después al llegar a una casa habitada. Entendí que esos miles de trocitos de carretera, desglosados, resultaban más dulces. Ahora no dejo de repasar desgloses que resultan siempre en preguntas y respuestas que a veces acierto y otras fallo aprendiendo que es el eterno tema 7 que falla y mi memoria que se disfraza de recuerdo. Fue bueno el circular en plena puesta de sol, casi de norte a Sur quedándome siempre al Este. A mi izquierda la noche, a derecha colores. Alguien me anduvo explicando lo importante que resulta el pisar fuerte con los pies en la tierra y que para ello el barro constituía la base. Y ahora frota que te frota casi arrancándome la piel.

A veces me dirigía al Oeste (bastantes) hacia un lugar llamado "Terres de Ponent", nombre que entendí este fin de semana. Vi un cartel en la autopista e hice sonar mi claxon, le envié un beso y quiero pensar que llegó. Algún día volveré, no sé si a quedarme, sí a disfrutarme. Me volvieron las ganas de volar a esa cima que tantas veces me acompañó. Desde ella la vista se perdía volviéndose a encontrar de lleno con una vida en constante reconstrucción. Siempre intentaba llegar al mar aunque bien sabía que eso resultaba imposible, poco importaba. Había un Este y en él unas olas que seguro también me necesitaban, soy pez y de los que están cubiertos de escamas. Allí que miraba por si acaso un ocaso se despitaba y me hacía llegar el olor a salitre. Allí la no realidad fue cuestión de supervivencia. Lo curioso del caso es que antes de convertirme en montaña o caracol podían pasar meses sin dejarme caer por horizontes deshabitados. Después, eso se convirtió en necesidad.

Ayer visité las nubes y a un invierno incipiente que asomaba la nariz por el Norte. Recordé que en determinados sitios cuando se habla de invierno no se utilizan metáforas, sinó argumentos en forma de estalactitas de hielo que penden de las barandillas de los balcones.
El hielo hace que te muestres resbaladizo y entonces comprendes aquello de "partirse la crisma". Patinas en un intento vano de reestablecer el equilibrio (perdido).

Me hablaron sobre la urgencia que se dibuja en cadauno de nosotros. Que el tiempo sólo es uno y se agota. Para comprenderlo no tienes más que darle la vuelta a un reloj de arena y así ves el tiempo pasar. Pasa, y mientras, estás perdiendo (otros) 60 segundos. Y te angustias, me angustio, nos angustiamos, os angustiais, imaginando el Plan a seguir pasan otros 60 segundos, quizás incluso algunos más. Y te construyes en base a esa proyección de ti mismo que has ido forjando de la nada en modo condicional que acompañas de los eternos "y si...". Y sí que SI. El despertador no deja de reventarme los tímpanos y no pienso quedarme hipoacúsica, tampoco ser una acusica. Así que apunto a Sur, muy muy al Sur, del todo.




vendredi 9 octobre 2009

C'est à cause de nos lunettes.

À chaque fois que je décide te quitter...
À chaque fois que tu décides me partir...
À chaque fois que nous nous laissons de côté.
C'est à chaque fois que nos lunettes traînent.
À chaque fois que c'est la dernière fois,
C'est à cause de nos lunettes.
Les miennes ont décidé un jour rester
auprès de ton fauteuil.
Les tiennes, c'est tout à fait le contraire.
Froid, froid, froid.
Il fait chaud, chaud, chaud.
Et c'est à chaque fois que je t'oublie
que c'est à chaque fois que tu m'oublis,
que tu regardes.
Et le soleil te gêne.
Parce que c'est à chaque fois que nos lunettes traînent.
À chaque fois que c'est la dernièrne fois,
c'est à cause de nos lunettes.

Et ça recommence.
À chaque fois la même histoire.
Una seule différence.
Mes lunettes sont pour mieux (te) voir.
Les tiennes pour (me) cacher du soleil.




Tipi

Aurora boreal

Un día descubrí la Aurora Boreal
en un documental
y quise entenderla
pero no pude.
¿Cómo puede ser tan bonita?
hay cosas que no tienen explicación.
Quizás es que siempre vuela, vuela muy muy alto
tan alto que siempre está con la Luna.
Y la Luna ya sabes, no hace falta que te explique.
Una vez me contó que se pasa 14 días siendo bulímica
y otros 14 de anoréxica quitándose de encima aquello
que le sobra y le perturba.
En ocasiones yo también soy anoréxica,
otras gilipollas como todos. También bonita cómo no?


En construcción.
Preparo todo lo necesario para irme de viaje.

Cogí la manta, un termo lleno de té,
una vida semidestartalada que me gusta.
Incluso construí una tipi.

Pero me falta algo y no sé el qué.
¿Me ayudas?


mercredi 7 octobre 2009

Vicente

Baobab in Okavango Delta

Vi
cente es un abuelo, mi abuelo, pasa de los ochenta años pero sus ojos siguen siendo azules y su pelo jamás dejó de ser blanco. Ha vivido dos millones setecientas mil aventuras. Era pequeño y estudió en Madrid, bueno allí conoció a gente. Esto es el causante de un "Aconsejo beber hilo" de Gloria Fuertes del año del catapúm que en casa circula, firmado por ella, y parece que habla con su voz de carajillera, me cuenta que "A los pies de la Catedral de Burgos" y yo jamás he ido a Burgos. Si que "nací a los pies de mi madre". Tarea ineludible para verme ahora vivita y coleando. Regresó y construyó algunas fincas que siguen en pie a pesar de los miles de terremoto que han sacudido a Vicente. Algunos incluso imperturbables te dan la bienvenida extramuros. Le encantaban las matemáticas.
Venía a casa y lo primero que hacía er
a abrir la nevera y beberse una agua con gas de ésas que detesto, aunque ese gesto es suyo.

Un dio pagó un curso de inglés a distancia, tenía ya los sesenta, aprendió. Sucede que acto seguido estuvo un tiempo en Nigeria, jamás logré saber qué hacía allí aunque guarda una tonelada de historias que las va sacando de la chistera a cuentagotas para que no se agoten. Conservo una postal suya desde allí y sus sonrisas. Creo que lo pasó en grande. Se enamoró de la vegetación y de un tiempo a esta parte se dedica a escribir sobre ellos sin cesar. Tiene fotos en donde sale él abrazado a esos gigantescos árboles que cobraron vida un día. Se ha quedado con ellos. Jamás fui con él al Jardí Botànic y es algo que queda pendiente. Allí lo conocen, era su paseo preferido semana tras semana, cámara de fotos en mano. Y regresó, tuvo que
hacerlo. Me trajo una bonita pulsera que me la pongo en los días de "guardar", la siento parte de mí. Tengo un abuelo que ha visto elefantes, leonas y cocodrilos.

No recuerdo muy bien cuándo regresó, muy muy poco recuerdo, poquísimo. Lo pasó mal pero un día paseando se encontró con Elisa mientras compraba el periódico y guarrerías para sus nietas. Ella era la quiosquera que le sonreía cada día sin importar la hora ni los madrugones que se pegaba. Se conocieron en domingo y se enamoraron en lunes. Llevan 737 semanas gritándose desde el pasillo de su casa que se quieren. Elisa pregunta desde la cocina ¿Me quieres? y él deja por un instante el boli encima de la mesa levanta la vista, sonríe y reponde "¡Te quiero!". Me siento afortunada, asistí a la boda de mi abuelo cuando sólo contaba con 10 años. Fue chuli. Me regalaron los muñequitos del pastel de boda y claro cómo no, la niñabasurilla los guardó en una cajita bien juntitos y cómodos. De momento suman 16 años y ahora en lugar de Vicente aventurero tenemos un Vicente mimado.

No sé qué le pasa a mi familia que las neuronas se pierden por el Kilimanjaro y jamás encuentran el camino de regreso. "Desmemoriado quiero estar para ser olvidadizo" cantan todas ellas cogidas de la mano mientras van de excursión. Por lo menos se las ve felices. Algo es algo.

Foto aqui


dimanche 4 octobre 2009

Intento de retrato robot.

Una persona que por encima de todo intenta evadirse se llama evasiva. Teme la proximidad, el con-tacto. Esquivo ante cualquier muestra de afecto rehuye y se repliega en su castillo de naipes. Cada día pierde la esperanza ya que cualquier persona (interesante?) con la que se cruce no podrá jamás enamorarle. Porque ama pero detesta pero ama pero repele. Cuando alguien comparte con él algún tipo de espacio (zulo), sabe que no contará."Estas personas dan poco, piden poco y huyen de la intimidad, esto no quiere decir necesariamente, que algunos de ellos no deseen las tres cosas. Simplemente se trata de estrategias defensivas debidas a que en el fondo esperan ser rechazados tarde o temprano."

Y por dentro gritan, chillan
sus células conduciéndoles a un infarto de miocardio silente, que probablemente pasará inadvertido. Quieren salvarse, aunque no pueden. Quieren que les salves aunque no puedas. Nadie puede.
Entiendes cadauna de sus contusiones. Seguro. Pero un muro creció entre él y tú. Viven en una cámara insonorizada, no logran escuchar el canto de los grillos que tanto les gusta y las luciérnagas se siguen muriendo. Pasa que pronto llegará el invierno y eso sí que no lo soporto. Me duele. Tengo frío y se me costipan los dedos de los pies.

Odian los domingos porque son días en los que hay que abrazarse el triple. No saben cómo empezar. Ignoro si quieren aprender. Yo les digo que por la izquierda sin lugar a dudas, aunque ellos suelen responder que hacia dónde queda eso? Y créeme si intuyo que es lo que más anhelan. El desayuno se queda a mitad camino, como todo lo que (no) compartes con ellos. Duele doler y suele también. Entonces te vistes, bajas a la calle y te subes en el coche dirigiéndote a la playa sola siguiendo el eterno plan B al que cambias de nombre llamándolo A, por resultar ser siempre el primero. Comes sol y eso te ayuda a dejar de distorsionar los segundos que siempre serán. Sonríes por no ser así. Debe de ser duro vivir escatimando en muestras de afecto, o no, quién sabe. Yo creo que sí, aunque hubo una vez que no supe querer y me acompaña.

Se dispersan contínuamente, artistas esquivos, ladrones de mentes, jugadores de la carta final. Esperan que la bomba estalle impacientes, para que todo vuelva a empezar una vez acabado, amantes del "Fin". Prefieren los recuerdos enlatados que construyen improvisando. Meten en una caja todos los besos que dieron y que les fueron dados, y cada dos semanas la tiran al mar para ahogar cada resquicio de intimidad, los transforman en sueños vívidos. Y es verdad? Nada se pudo salvar? No sé, ellos dirán. Yo termino aqui donde empecé. Quizás nunca dejé de decir tonterías.

Eso no significa que no captase el mensaje, quedó claro, clarísimo.

jeudi 1 octobre 2009

Niñas.

Eras como lluvia al otro lado del ventanal en un día de esos tristes. Agridulce como esa salsa radioactiva de los restaurantes chinos. Tus falanges bailaban sobre el teclado del piano de cola en aquella aula de techos altos y esa magnífica resonancia. A veces un leve murmullo escapaba de tus arterias indicando que la sangre se estaba secando. Querías gritar, desatarte y sólo lograbas desprender ese ronroneo. Siempre fuiste muy diplomática (hasta que dejaste de serlo). Yo (te) disfrutaba en aquella sesión, una hora en la que me dedicaba a hacer el tonto girando como una auténtica bailarina circense de los años 50, ajena a tu mal. Sudando, liberándome, simulando. Por aquel entonces tú no sabías que me curabas acariciando cada rasguño. Porque tú eras. Eres.

Tu tez pálida no entendía de Vitamina D y así esos largos inviernos desprovistos de cualquier fuente de luz te sumía en el más profundo raquitismo hasta llegar al deterioro mental. A mí me daba por supurar en aquellos días en los que la posición fetal fue nuestra preferida. Nos sentíamos huérfanas. Teorizábamos sin llegar jamás a ninguna conclusión aunque éramos-somos muy muy sabias. Aún hoy conversamos aunque esta vez sí logremos llegar al quid de la cuestión. Chúpate ésa tiempo.

Solías vestir de negro lo que te confería todavía más el aspecto de ultratumba. Aunque jamás fuiste una gótica ni nada por el estilo. Portishead me llegó de tu mano y desde entonces mi coche suena a melancolía desgarrada. Sigo subiendo el volumen durante ese mismo fragmento y mi piel resorprende cada vez, excitándose como si fuera la primera vez aunque resulte la enésima.

Recuerdo que hasta nos enamoramos con una semana de diferencia, sin reconocer qué pasaba. A la vez casi.
Le conociste en esa cena de despedida del grupo ése en el que procurábamos ponernos en la piel del otro en un intento de alcanzar la salud mental. Y os besasteis aprovechando mi huída. A la semana siguiente alguien recorrió kilómetros y se quedó, me arrancó la pena.
Me quedé "Lost in translation". Pasaron unos añitos y naufragamos a la vez, tú aún algo pudiste salvar. Yo me ahogué, demasiada sombra, imagino, o quizás necesidad de regreso al uno. No lo sé. Acabé volviendo a lo mío comprendiendo que los objetos no son nada cuando ningún cardiólogo es capaz de subsanar la derrota de un corazón maltrecho. Cerré la puerta con llave. Ese día comprendí que la casa no estaba falta de luz. Brilló niña, te lo juro.

Y seguimos ahí, en la cuerda floja, como dos equilibristas, unos días más acertados que otros. La locura queda en la mesita de noche, sólo la liberamos cuando nos apetece. Nada de obligaciones (bueno sí unas cuantas, pero sólo las buscadas). Meditamos sin meditar, nos leemos las pestañas escuchándonos la voz. El mensaje sigue pasando. Y lo que no ha cambiado es que te quiero a mi "lado" aunque ese lado sea lejos. Besos.